Aquí tenemos al último perfil, conjunto de unas Inteligencias Múltiples más orientadas al cuerpo, al movimiento y la actividad, donde el centro es la acción y la experimentación. Terminamos con el niño kinestésico el último de los tres perfiles (5% de la población).
Son aquellos que necesitan estar implicados personalmente y corporalmente en el aprendizaje, mejor en movimiento, practicando y practicando. Tienen la necesidad de afrontar nuevos retos de destrezas corporales y manuales. Tienen un aprendizaje más lento pero mucho más profundo. Se mueven y gesticulan con soltura y expresan físicamente sus emociones. Cuando piensan miran hacia abajo y a los lados. El mayor punto débil es que no le interesa lo que no puede practicar.
Estos niños procesan la información asociándola a sus sensaciones y movimientos, a su cuerpo, utilizando así el sistema de representación corporal/kinestésica. Aprender utilizando el sistema kinestésico es lento, mucho más lento que con cualquiera de los otros dos sistemas, el visual y el auditivo. El aprendizaje kinestésico también es profundo. Pueden aprender una lista de palabras y olvidarlas al día siguiente, pero cuando uno aprende a montar en bicicleta, no se olvida nunca. Una vez que sabemos algo con nuestro cuerpo, que lo hemos aprendido con la memoria muscular, es muy difícil que se nos olvide. Los niños que utilizan preferentemente el sistema kinestésico necesitan, por tanto, más tiempo que los demás. Decimos de ellos que son “lentos”. Esa lentitud no tiene nada que ver con la falta de inteligencia, sino con su distinta manera de aprender. El niño kinestésico necesita hacer, moverse y experimentar con todo su cuerpo. Cuando aprenden muchas veces pasean o se balancean para satisfacer esa necesidad de movimiento. Buscan cualquier excusa para levantarse y moverse.
El niño kinestésico destaca en correr, bailar, cantar, reconocer sonidos, melodías y ritmos. Le llaman la atención el teatro, trabajos manuales y utilización de herramientas. Le gusta moverse, tocar y hablar en alto así como el lenguaje corporal. Cantar tararear, tocar instrumentos y escuchar música.
Lo que podemos ver conductualmente en un niño kinestésico es… responde a la muestras físicas de cariño, le gusta tocarlo todo, se mueve y gesticula mucho. Expresa sus emociones con movimientos. Aprende lo que toca y lo que hace, moviéndose, procesando la información a través de sensaciones corporales. Necesita estar involucrado personalmente.
Le gustas las historias y aventuras de acción, se mueve al aprender, no es un gran lector. Su Memoria recuerda lo que hizo o la impresión general que eso le causó, pero no los detalles. Almacena la información a través de la “memoria muscular”. Su imaginación se estructura con pocas imágenes y poco detalladas, siempre en movimiento. Durante los periodos de inactividad, se mueve. En términos de comunicación es un niño que gesticula al hablar. No escucha bien. Se acerca mucho a su interlocutor y además se aburre rápidamente cuando las explicaciones son auditivas o visuales y no le involucran de alguna forma.
¿Cuéntanos más cosas de tu niño kinestésico?
Cristina Oroz Bajo
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