Parecerá mentira la potencialidad de algo tan sencillo como… respira.
Cuando sea imposible que mantengas la compostura un minuto más… respira.
Conectar contigo misma y haz consciente eso que nos mantiene vivas, eso oxígeno que nos alimenta… respira.
Ese oxígeno que bloqueamos y que al tiempo nos ahoga… respira.
Cuando los sentimientos de desesperación te superen… respira.
Lo más importante, hazlo profunda y pausadamente… respira.
Porque se nos olvida lo primario, lo que nos hace más fuertes y resitúa nuestro centro con gran fuerza… respira.
Y trasciende, enséñalo a tus hijos, haz que conecten y salgan de su bucle… respira.
Desvía a las neuronas encargadas de responder impulsivamente en situaciones de estrés y… respira.
Porque si no eres capaz de respirar ese es justo el momento ideal en que necesitas hacerlo, para concederte ese minuto que necesitas para pensar conscientemente lo que sucede… respira.
Escúchate… respira.
Mira que sucede dentro de ti… respira.
Conviértelo en un hábito…Respira.
Respira.
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