Padres, también estáis ahí. Mirando a derecha e izquierda, arriba y abajo, desorientados intentando a veces en vano estar presentes, buscar el sitio dentro de un mundo enteramente cambiado por la aparición de un hijo. Dar un paso adelante, reclamar vuestro sitio con fuerza porque sino no podréis decir que os lo quitaron sino que lo dejasteis ir. Aprender de la naturaleza, que le da las mujeres un don que bien podéis, compartir y aprender atentos a hacerlo vuestro no sin menos esfuerzo y dedicación que ellas. No dejéis pasar la crianza delante de vuestros ojos así que impregnados de su olor y su fuerza. Mirando como aquella mujer legó su vida sin contrato al servicio de su familia, de esa familia con la que soñabais antes o después pero siempre con ilusión esa ilusión que ahora hay que buscarla por los rincones escondida y escondiéndose porque nos encargamos de asustarla, que es oxígeno que moviliza, te hace estar vivo y lleno de vitalidad.
Padres, tenéis la responsabilidad de ser motores con la capacidad de hacer volar a vuestras mujeres con gestos sencillos cada día, lanzar miradas cómplices, sonrisas enormes y propulsarlas porque tenéis en vuestra mano la llave de la vida que a un giro da la fuerza suficiente para que una mujer vuele un año sobre la luna. Atreveros a soñar con ellas, a abrazarlas, a acompañarlas y a susurrarles, haciéndoos presentes en el proceso más bonito de esta vida como el padre observador presente que valora, aprecia y comparte la dedicación, el amor incondicional, no permitáis que vuestra mitad del proyecto se escurra entre vuestros dedos, cerrar la mano y agarrarla con fuerza porque será vuestra cuerda de cometa y os prometo que el viaje que comenzaréis será el viaje de vuestra vida.
Cristina Oroz Bajo
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