Cuando nos encontramos francamente bien, las sonrisas vienen solas, como algo natural un signo externo de alegría, felicidad, aprecio, diversión, entusiasmo o agrado. No es normal sonreír cuando uno está triste o preocupado. Pero resulta que el sonreír puede ser lo mejor que puedes hacer cuando estás preparado para cambiar a un estado de ánimo más alegre y positivo. Si la risa es terapéutica, la sonrisa no lo es menos. Sonreír es sano incluso cuando no hay motivos para hacerlo y hacer el esfuerzo de recuperar recuerdos agradables que le dibujen a uno la sonrisa es la mejor manera de ahuyentar el enfado, la tensión o la agresividad.
Pensando en los beneficios para la salud, sonreír es algo más que realizar un movimiento muscular para colocar en el rostro una expresión concreta. Ese simple movimiento gestual desencadena en el organismo una serie de mecanismos que inciden de forma positiva en la salud:
Reduce el estrés: la sonrisa, y en mayor medida la risa, permite controlar la elevada secreción de cortisol y adrenalina que induce el estrés, entre otras muchas. Sonreír tiene un efecto relajante en situaciones estresantes, inesperadas o dolorosas, lo que no sólo ayuda a afrontar mejor esos momentos, sino que transmite tranquilidad a los demás.
Se dinamizan los principales órganos del cuerpo: la descarga hormonal que genera la risa estimula tanto al cerebro, como al corazón y los pulmones.
Mejora la respuesta inmune: la tensión, la rabia, la tristeza o el estrés generan un exceso de hormonas que pueden llegar a limitar la capacidad de reacción del sistema inmunológico, franqueando el paso a la posibilidad de una infección u otras enfermedades. Sonreír, sin embargo, mejora la actividad de las células NK, que modulan la función del sistema inmunológico.
Ayuda a calmar el dolor: con la risa se liberan endorfinas y éstas contribuyen a modular al dolor y a tener una mejor tolerancia al mismo.
Ayuda a controlar la salud cardiovascular: reír, sonreír, reduce la presión arterial y activa la circulación sanguínea, aumentando la oxigenación de la sangre.
Modera los niveles de glucosa en sangre: se han hecho estudios en este sentido. Y se ha comprobado que aun diabético después de una comida, si ríe, no le aumenta la tasa de glucosa en sangre (glucosa postpandrial) y además ve reducida su presión arterial.
La risa es ejercicio físico: 15 minutos de bicicleta estática equivales producen el mismo gasto energético que 100 episodios de risa. Y, además, riendo se descongestionan las vías respiratorias.
Sonreír aparca las emociones negativas: el miedo, la agresividad, la rabia son emociones que se combaten con la risa. Con ésta, las situaciones de tensión, de emociones dolorosas se apaciguan y dan paso a la calma.
Mejora la confianza y las habilidades sociales: una persona que lleva la sonrisa puesta se comunica y se relaciona mejor, probablemente porque sonreír le proporciona la confianza en sí misma para interactuar con los demás. Asimismo, las personas se sienten cómodas ante aquéllas que sonríen.
El cuerpo y la mente están conectados así que dile al cuerpo donde quieres estar y la mente hará el resto. Inténtalo! Sonríe, sonríe y hazlo hasta que todo tu cuerpo, tu mente y tu energía hagan lo mismo.
Cristina Oroz Bajo
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