La detección de autismo en los niños es una ciencia inexacta, que se basa en análisis de comportamiento por expertos.
Normalmente no se suele realizar un diagnostico sobre autismo antes de los cuatro años y cuando no se decide esperar a los seis. Antes de este momento los niños que lo padecen pueden estar sufriendo esta situación en silencio sin comprensión alguna por parte de su entorno, dado su desconocimiento.
No obstante, el pasado 15 de agosto una nueva investigación de Robertson et al. publicada en «Current Biology”, una revista científica, nos informa de una prueba que utiliza un fenómeno llamado rivalidad binocular para facilitar su temprana detección: se ha analizado que a cada uno de los ojos se le presenta una imagen distinta y que la percepción de esta se mueve diferente. Además, los autores de la investigación ya habían descubierto previamente que los cerebros de niños con autismo cambian de imagen más lentamente.
Vinculan este hecho a la escasez del neurotransmisor GABA, que filtra los estímulos sensoriales. Por ello, los investigadores analizaron las ondas cerebrales de un electrodo sobre la corteza visual y pudieron identificar adultos con autismo con un 87% de precisión en su detección. También predijeron que a partir de la velocidad de cambio de imagen se podría determinar la gravedad del autismo. Los autores reconocen que las personas autistas tienen diferentes sensibilidades visuales, pero la prueba es alentadora. El siguiente paso será desarrollarlo para niños pre-verbales y posiblemente también para el 30% de los adultos autistas que no son verbales.
Resumen del artículo: SLOWER BINOCULAR RIVALRY IN THE AUTISTIC BRAIN – Texto adaptado por MARIONA ALSEDÀ FLORENSA
https://www.cell.com/current-biology/pdfExtended/S0960-9822(19)30871-1
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