Cuántas veces hemos oído en la etapa infantil que este niño tiene “lengua de trapo”, normalmente suele arrancar más de una sonrisa entre los adultos pero esa manera incorrecta de articular uno o varios sonidos sin un problema físico evidentes se puede convertir en se puede convertir en una dislalia a partir de los 4 años y medio.
Comentaros que la dislalia es una de las consultas más habituales en terapia de lenguaje y una de las menos graves por el buen pronóstico con un tratamiento especializado. Suele producirse durante los primeros 6 años de vida de un niño y sobre todo en la etapa de desarrollo del lenguaje.
A grandes rasgos hay tres características principales que se sostienen en el tiempo, discriminar bien que no se trate de una dislalia evolutiva en etapa infantil. Podemos observar en casa los siguientes hitos en niños con sospecha de dislalia:
- Cambio sistemático de un sonido por otro. Como en el caso de cambiar siempre el sonido k por la t.
- Confusión entre sonidos. El niño es capaz de articular de manera aislada la s y la z, pero las confunde como en el caso de decir sapato, aunque sea capaz de decir zumo. También puede decir sapo pero en vez de casa dice caza.
- Lenguaje ininteligible del niño, que requiere un gran esfuerzo para comprender lo que quiere expresar.
El primer paso es ir a consultar un especialista en el área del lenguaje, así como el pediatra y el neurólogo para poder encarar el tema con la mayor eficacia posible.
De todas formas os dejamos algunos tips que podéis hacer desde casa para acompañar esa labor terapéutica que estáis haciendo con vuestros niños.
1. Evitar las infecciones de oído y los catarros. Fomentar la respiración nasal del niño es vital para el lenguaje, mantener limpia la nariz hace que nos aseguremos de un buen mantenimiento de aparato fonoarticulatorio además que favorecemos la no aparición de otitis y una mejor audición que suele empeorar cuando estamos totalmente tapados de mucosidad. Muchos baños calientes para su correcta limpieza.
2. Alimentación sólida: para fortalecer la musculatura fonoarticulatoria y el control de todos lo movimientos que requiere el lenguaje es importante que la alimentación sea lo más sólida posible, es el momento de conseguir morder piezas de fruta enteras, bocadillos, trozos bien grandes y cuanto más duro más eficaz será el “entrenamiento”. Muchos niños en estas etapas están todavía comienzo triturado y eso no favorece nada la correcta evolución del lenguaje.
3. Evitar el chupete o la succión del pulgar porque provoca deformaciones del paladar y la incorrecta deglución (tragar alimentos o líquidos). Nos encontramos dificultades en tragar ciertos alimentos e incluso líquidos, atragantamientos recurrentes que se deben a una débil tonificación de todo el aparato fonoarticulatorio y que el chupete y los hábitos de succión del pulgar no favorecen su correcta consecución.
4. Potenciar juegos que ejercitan todo el aparato fonador. Soplar velas, silbatos, globos o matasuegras, empujar una pelota con una pajita, coger agua con una pajita para pasarla de un vaso a otro, hacer pompas de jabón… Practicar onomatopeyas como sonidos de motos o hacer pedorretas son ejercicios que os ayudarán a facilitar el lenguaje, no os olvidéis de vuestro amigo el espejo que os ayudará a la toma de conciencia de todos estos ejercicios.
5. Música. Tocar multitud de instrumentos supone poner a tono el aparato fonador sin darnos cuenta. Soplar una melódica, una flauta, una armónica también es fantástico porque tanto si soplas como si inspiras consigues que suene! Motivar que el niño distinga de manera lúdica, relajada y sin presión emocional los sonidos para que los pronuncie de manera correcta, como en el caso de divertirse a través de los trabalenguas o canturrear sílabas (miiimaaamuuumoooo) y canciones.
6. Juego de las letras en movimiento: podemos trabajar las vocales y consonantes e inventarnos una postura o movimiento determinado para que le ayude a asociar el sonido al movimiento y se anime a reproducir sonidos jugando.
7. Vibradores: en terapia de lenguaje se suelen introducir elementos que vibran e incluso gomas para toda la zona de la boca y exteriores para poder asentar las bases sensoriales. En casa, por ejemplo, un cepillo eléctrico podemos utilizarlo para masajear partes internas de la boca, la lengua, incluso de la cara, los labios, barbilla… así podemos conseguir estimular todos los receptores de la boca y que se pongan en marcha.
8. Movimiento: todos los ejercicios de exploración y psicomotricidad gruesa llevan a la consecución del lenguaje y favorecen su desarrollo, tírense al suelo y hagan el gato, el tigre, el elefante, el cocodrilo, el mono… a través del juego los niños fomentan su lenguaje motrizmente y de forma lúdica!
Esperamos que os ayuden a vosotros e indirectamente a vuestros pequeños para que el deseado lenguaje llegue pronto y fuerte para quedarse y seguir evolucionando dando voz a vuestros hijos, sabemos que es el mejor deseo y la mejor batalla que podemos librar a vuestro lado.
Cristina Oroz Bajo
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